Eduardo
No llores mi niño, mis ojos grandes, no llores cuando recuerdes,
no llores jamás mi hombrecito de rizos negros, tan negros,
es tu risa la que me da fuerzas desde niña, es por ti que puedo desvelarme
alguna noche, es por ti que suplico a un Dios que a veces olvido,
es por ti que cruzo una peninsula de punta a punta flotando en el aire,
Cuando duermas siente que estoy ahi, a un lado tuyo hablando de todo bajo una
pequeña lamparita, soñando con cuentos, buscando seguir en la lucha bajo el sol
del desierto.