No se aparecido en mi mirada. Los ojos aun siguen viendo lejos, hacia el camino que lo vio despedirse. Voltean hacia atrás tratando de recobrar su silueta que observaba mis pasos. Algunas fotografías reflejan el color de sus cabellos y dibujo su forma en mis recuerdos, y recuerdo, y en el recuerdo se queda hasta que el destino lo retrate en mi presente. Se detuvo el tiempo en el invierno, próxima ya la primavera me deslumbra con su luz, no te dejo ir. Sólo esperaré en mi cama, en aquella casa, oliendo al perfume que tanto te gustaba,leyendo el libro que tu me regalaste, usando el reloj que detuvo la hora en que partiste.

Espero que estos días sean el principio del fin, de un fin deseado y anhelado jamás buscado pero sano y oportuno. Valorar las horas del día y revisar como se mete el sol por las tardes. Conocer el color de mis ojos a las 3 p.m y oler la ciudad durante las horas de sol. Arremeter mis caricias a las caritas de aquellos dos que me esperan en casa. Visualizar el camino que me recuerde mi verdadero yo, aquel que se perdió en responsabilidades y disciplina, en la angustia del desamor y unos libros olvidados e inútiles que rodean mi diaria obligación. Quiero seguir la ruta del sol que me arropó por tantos años, devolverle algunas horas que le debo, todas mis ausencias y volver la vista al mar.
Por que el desvío de mis pasos aun no me lleva al centro de mis deseos interiores, de los sueños que pueden hacerse realidad, todo parece el espejismo del desierto, de aquel del cual huí tanto atrás.